jueves, 28 de marzo de 2013

Agrohomeopatía: Los charlatanes van al campo

La homeopatía, una pseudociencia que "cura" enfermedades usando chochos de azúcar empapados con agua/alcohol, no está satisfecha con imitar burdamente a la medicina científica por lo que ahora extiende sus tentáculos hacia la agricultura y ganadería. Esta nueva versión, bautizada como agrohomeopatía, tiene como finalidad permitir el manejo de plagas y enfermedades de los cultivos y animales (y estafar incautos, claro).

Sobre el tema se imprimió en Monterrey (México) un Manual de Agrohomeopatía escrito por Radko Tichavsky, el cual señala como sus patrocinadores al Instituto Comenius y la Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL). Una institución federal promoviendo estupideces ¡qué vergüenza!

La primera parte del manual recopila la historia de la homeopatía desde los tiempos de Hipócrates. Ahí conocemos a los principales charlatanes homeópatas, a la vez que nos enteramos de sus mágicas investigaciones (como el efecto de la luna en el vigor de las plantas) o el uso de estiércol bovino añejado en un cuerno.

Más adelante se explican los principios de la homeopatía y la clasificación de sus medicamentos. Estas secciones son un auténtico licuado de ciencia con charlatanería, que podrían confundir a personas poco instruidas. Por ejemplo, se comparan los macronutrientes requeridos por las plantas (ciencia) con las sales propuestas por el Heinrich Schüssler (charlatanería).

La sección de preparación y aplicación de tinturas es lo que uno esperaría encontrar al hojear el recetario de una bruja. Como ejemplos:

"El alcohol debe ser puro –no sirve desnaturalizado; en caso de emergencia se puede utilizar mezcal o tequila."

"Como regla general hay que recoger las plantas fuera de la luna nueva, por la mañana, entre las 7:00 y 10:00 am, excepto en días de lluvia."

"Tampoco se aplica en un día lluvioso, la lluvia es en sí una sustancia homeopatizada y podría desviar el funcionamiento de la medicina homeopática."

Para hacer más misterioso todo el asunto, usan nombres latinizados incluso para sustancias químicas: acidum aceticum (ácido acético), calcarea carbonica (carbonato de calcio), acid muriaticum (ácido clorhídrico), natrum muriaticum (sal de mesa). Esto, lejos de parecer científico, refuerza la impresión de ser un libro robado de Hogwarts.

Al final, para alimentar nuestra curiosidad sobre esta alternativa que se dice científica, encontramos una bibliografía compuesta principalmente de libros sobre homeopatía. Ni un solo artículo científico, simplemente más mentiras de colegas charlatanes.

Lo lamentable de la agrohomeopatía es que, a pesar de no tener sustento científico, se ha logrado colar como talleres y cursos en la Universidad Autónoma de Chapingo, una institución donde se forman agrónomos a nivel licenciatura, maestría y doctorado. Los talleres incluso se imparten a productores en otros estados del país.

¿Cuántos campesinos y ganaderos caerán en este embuste?

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